martes, 18 de noviembre de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA TRADICIÓN ORAL

La tradición oral es la forma de trasmitir la cultura, la experiencia, las tradiciones de un pueblo a través de relatos, cantos, oraciones, leyendas, fábulas, conjuros, mitos, cuentos y otros discursos. Se hace de padres a hijos, de generación en generación; llega hasta nuestros días y tiene como función primordial la de conservar la sabiduría ancestral a través del tiempo.
La tradición oral es de suma importancia en cualquier contexto social, pues nos remite al conocimiento de nuestro entorno, de nuestra cultura y por ende de nuestro propio ser. De ahí el valor que tiene apoyar espacios alternativos para el trabajo de la narrativa tradicional y de su investigación. En los últimos años ha tenido un gran auge el estudio acerca de las tradiciones orales de nuestros pueblos, en especial con trabajos musicales como los de Carlos Vives, Totó la Momposina, el mismo Juanes, quienes en sus composiciones hablan sobre las costumbres, los juegos, las diferentes formas de expresarse, los dialectos. Y es precisamente por ello que se ha venido revaluando la palabra “tradición”, como una expresión llena de evocación. En diversas corrientes del pensamiento se ha caracterizado como una forma de autoridad (Weber), un modo de transmisión comunal, la expresión de un vínculo comunitario (Tonnies) o un horizonte discursivo heredado (Gadamer).
Las canciones se heredan, los arrullos, los mimos, las nanas, los villancicos, se aprenden de “oído”, sin análisis, sin explicaciones teóricas; lo mismo la interpretación, la manera de hacer los instrumentos.
El concepto de tradición tiene otras connotaciones: la nobleza de los orígenes, la voz del pueblo. La tradición oral se convierte en la palabra que se repite de persona a persona, de generación en generación; la palabra se transforma en historia y ésta en cantos, cantos que se bailan, que se disfrutan, que se recrean.
Queda visto que lo escrito fue el ámbito de (re)producción de los poderes establecidos, 
perpetuando una imagen ciertamente incompleta (y, por ende, sesgada y distorsionada) de 
la realidad de una cultura y una época. Los centros de información (o, mejor aún, los 
centros de la memoria) actuaron usualmente como meros instrumentos de ese proceso, o 
como cómplices (in)conscientes del mismo. Las voces y los pensamientos que no 
obtuvieron un espacio en los estantes desaparecieron con sus dueños; sólo una minúscula 
fracción de la realidad humana trascendió mediante el documento escrito. 
La tradición popular ha sido totalmente descuidada por bibliotecas y archivos a lo largo de 
la historia, exceptuando aquellos elementos tradicionales que fueron incluidos en literatura, 
música clásica o arte académico (especialmente dentro de las corrientes artísticas 
románticas y nacionalistas).

INICIATIVA PERSONAL

El desarrollo de los medios digitales de almacenamiento y transmisión de datos flexibilizó el manejo de la información y la organización del conocimiento, incluyendo los soportes sonoros y audiovisuales. 
De esta manera es donde quiero PROMOVER al sector de estudiantes de bachillerato donde personalmente pienso que este tipo de formación es mejor absorbida por los bachilleres, obteniendo la ayuda por medio del Ministerio de Educación Nacional, con la creación de decretos, normas claras, donde sea materia obligatoria en el pensul academico, la tradición oral y costumbres regionales comiencen a ser incluidas en concursos locales, departamentales y nacionales, por otro lado la Autoridad Nacional de Televisión, donde por medio de los canales locales y nacionales se hagan comerciales, programas, se promuevan y halla una inclucion deacuerdo al publico que se pretende dirigir que es el joven bachiller sin dejar a un lado las bibliotecas y centros de documentación especializados y, si bien existe una notable ausencia de formación en cuanto a la gestión de este tipo de saber, un buen número de recomendaciones internacionales relativas a la diversidad cultural y al patrimonio intangible alientan a la generación y el crecimiento de colecciones que recojan y difundan la oralidad y costumbres de las diferentes culturas y pueblos. Pues la tradición oral incluye toda aquella experiencia humana sobre la que una persona es capaz de expresarse, y esto incluye un rango amplísimo de conocimientos. El espectro de tipologías de individuos que pueden proporcionar esta categoría de testimonios es, asimismo, muy extenso: abarca todas las edades, sexos, niveles culturales y educativos, orígenes étnicos, corrientes de pensamiento y credos. En este sentido, lo oral es mucho más inclusivo que lo escrito, y la riqueza inherente a tal medio es evidente. 











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